lunes, 14 de octubre de 2013

Los Bonobos y su Relación con las Emociones Humanas

El primatólogo Frans de Waal en su último estudio realizado en conjunto con Zanna Clay y publicado en la revista `Proceedings of the National Academy of Sciences´ muestra como los bonobos (Pan paniscus) aprenden a gestionar sus emociones de una manera muy parecida a como lo hacen los niños humanos. De manera espontánea ofrecen consuelo a otros miembros de su grupo que se muestran alterados tras verse involucrados en una situación angustiosa o peligrosa.
El Pan paniscus es uno de nuestros parientes más cercanos, con ellos compartimos el 98,7% de nuestros genes. Además, se le considera un animal más tolerante y pacifico que otros grandes simios. Adicionalmente los bonobos suelen mostrar empatía hacia otros miembros de su grupo, tanto si son parientes como si no lo son.
Estos científicos estudiaron tanto la forma en que los bonobos controlan sus propias emociones como su reacción cuando son otros miembros de su grupo los que se llevan un disgusto. Pudiendo comprobar que aquellos individuos que recobraban la calma rápidamente eran también los que mostraban más empatía hacia sus compañeros. Una empatía que trasmitían intentando calmarlos a través del contacto físico, por ejemplo abrazándolos y besándolos.
Comparando el comportamiento de bonobos huérfanos y no huérfanos se ha concluido que aquellos que habían pasado su infancia con su madre recobraban antes la calma tras un disgusto y mostraban mayor empatía hacia otros que los bonobos huérfanos de cualquier edad.
Los científicos creen que el papel de la madre es crucial a la hora de gestionar las emociones y aprender habilidades sociales. “Cualquier similitud fundamental entre humanos y bonobos probablemente se remonta a su último ancestro común, que vivió hace alrededor de seis millones de años”, explica Frans de Waal.
De Waal sostiene que los estudios sobre las emociones animales pueden aportar información valiosa sobre la sociedad humana.

Referencia
De Waal, F. y Clay, Z. (14/10/2013). Los Bonobos Aprenden a Gestionar sus Emociones como los Niños Humanos. Madrid: El Mundo


Dr. Félix Piñerúa Monasterio

martes, 9 de julio de 2013

Epicuro y las Adicciones

Este filósofo griego nació en Samos en el 341 a.C. y murió en Atenas el 270 a.C. Su filosofía estaba basada en la búsqueda del placer, el cual debería ser dirigido por la prudencia. Se manifestó en contra del destino, de la necesidad y la fatalidad.
Decía que el placer es el principio y fin del vivir feliz. Pues lo hemos reconocido como bien primero y connatural y de él tomamos el punto de partida en cualquier elección y rechazo y en él concluimos al juzgar todo bien con la sensación como norma y criterio. Y puesto que es el bien primero y connatural, por eso no elegimos cualquier placer, sino que hay veces que soslayamos muchos placeres, cuando de  éstos se sigue para nosotros una molestia mayor. Muchos dolores consideramos preferibles a placeres, siempre que los acompañe un placer mayor para nosotros tras largo tiempo de soportar tales dolores. Desde luego todo placer, por tener una naturaleza familiar, es un bien, aunque no sea aceptable cualquiera. De igual modo cualquier dolor es un mal, pero no todo dolor ha de ser evitado siempre. Conviene, por tanto, mediante el cálculo y la atención a los beneficios y los inconvenientes juzgar todas estas cosas, porque en algunas  circunstancias nos servíamos de algo bueno como un mal y, al contrario, de algo malo como un bien.
Es sabido que cuando vivimos experiencias agradables, nos divertimos, reímos o tenemos relaciones sexuales satisfactorias, nuestra área tegmental ventral (ATV) libera dopamina (DA) en las sinapsis que se establecen con las neuronas del núcleo accumbens (NAc) y la respuesta de estas neuronas receptoras nos da sensación de placer, lo que comprueba desde las neurociencias que la aseveración de Epicuro en relación a que el placer es connatural al ser humano es cierta.
Sin embargo, no es menos cierto, lo que también sostiene Epicuro, que ciertos placeres pueden conducirnos a males mayores, por lo que hay que tener en cuenta que nuestros estados de placer fisiológico pueden llegar a ser multiplicados tremendamente por efectos de sustancias adictivas, rompiendo el equilibrio, y esto a la larga repercute de forma muy negativa ocasionándonos una molestia mayor.  
Al hablar de adicciones no solo nos referimos a sustancias que la producen sino también de situaciones adictivas como la gula, la ludopatía, las compras compulsivas, la adicción a internet, a los teléfonos móviles, los ordenadores y los videojuegos. La dopamina interviene en el procesamiento de la información relacionada con la recompensa, ya sean recompensas naturales o provocadas por sustancias adictivas. Este neurotransmisor facilita el aprendizaje relacionado con la recompensa y además el recuerdo del estimulo que se asocia con ella.
Nuestra memoria emocional también está implicada en la adicción. La adicción se produce tras una reincidencia en la situación y está influida por nuestra vulnerabilidad genética y por la influencia del entorno.
Así como la dopamina es fundamental para adquirir la conducta de consumo, el glutamato lo es para conseguir el control de la conducta de búsqueda. Ambos actúan de forma complementaria e interactúan entre sí.
El glutamato es el principal neurotransmisor cerebral excitador y también uno de los principales destructores de neuronas, sabemos que interviene en mecanismos de plasticidad sináptica, en las estructuras del hipocampo del sistema de recompensa, produciendo cambios en las espinas y en las arborizaciones dendríticas.
El glutamato condiciona que estímulos neutros inconscientes puedan provocar conductas de búsqueda sin que la persona sea consciente de ello, y por tanto esa falta de conciencia condiciona una menor capacidad de control sobre la situación y facilita las recaídas en la conducta adictiva.
Durante el consumo crónico se producen cambios neuroadaptativos y neuroplásticos que modifican la estructura y, por tanto, la función del cerebro adicto. La activación crónica de los receptores de dopamina D1 (activadores) se ha comprobado que condiciona la expresión de determinados, que podrían ser responsables del fenómeno de la tolerancia a las drogas de forma progresiva. Por ello se debe aumentar el consumo para obtener efectos similares.
La corteza prefrontal (CPF) es el centro responsable en la toma de decisiones, participa en la motivación y cuida de modificar nuestra conducta aprendida cuando valora que no resulta adaptativa. Así que nuestras funciones ejecutivas dependen de su buen funcionamiento. Sin embargo sus estructuras y buen funcionamiento se ven comprometidas en el abuso de drogas, sobre todo en la región orbital y ventro-medial, tanto por  el efecto dopaminérgico (hay un predominio de los receptores D1 sobre los D2 –inhibidores-), como por el efecto glutamatérgico añadido.
Se ha comprobado  que en los periodos de abstinencia se produce una hipofunción de la corteza prefrontal, sobre todo con afectación del cingulado anterior y de la corteza orbitofrontal, que incide en la dificultad en la toma de decisiones y la depresión.
Por todo lo anterior es importante recordar las enseñanzas de Epicuro que nos dice que es conviene, mediante el cálculo y la atención a los beneficios y los inconvenientes juzgar todas estas cosas, porque en algunas  circunstancias nos servíamos de algo bueno como un mal y, al contrario, de algo malo como un bien.

Referencias
Casafont, R. (2012). Viaje a tu Cerebro. Barcelona: Grupo Zeta.
García, C. (1983). Epicuro. Madrid: Alianza Editorial.


Dr. Félix Piñerúa Monasterio

jueves, 4 de julio de 2013

El Hipocampo y las Funciones Cognitivas

Ubicado en el lóbulo temporal, en la porción ventromedial, la cual es la corteza más vieja (arquicorteza y paleocórtex), la cual ha sido reconocida como componente del sistema límbico. Es una estructura implicada en el aprendizaje, en la memoria y en la neurogenesis, esta neurogenesis se correlaciona con la mejora memorística y de aprendizaje. Mostrando el hipocampo humano una gran capacidad plástica, de aprendizaje y de memoria.
Aunque la memoria no se puede considerar un proceso aislado: está íntimamente relacionada con los mecanismos neuronales de nuestro aprendizaje, y existen distintos factores que influyen cuando memorizamos. Existen algunos mecanismos que utilizan la asociación de nuestras vivencias para lograr la formación de nuevos recuerdos mediante el proceso selectivo y subjetivo de nuestra atención, de hecho la intensidad de nuestra experiencia influye en nuestros recuerdos.
Una hipótesis de memoria que involucra información hipocámpica se basa en el concepto de “mapa cognoscitivo”. Es decir se propone que la necesidad original de memoria es un mecanismo que proporcionara la habilidad de regresar a casa. Parece contener un mapa del mundo centrado  en comparación con el mapa egocéntrico que se encuentra en el lóbulo parietal posterior. La memoria declarativa creció y gran parte de ésta se basa en secuencias escalonadas de eventos similares a los experimentados durante las jornadas fuera de casa. Podría especularse que un papel del hipocampo es establecer relaciones entre varios estímulos como objetos, rostros, nombres, etc. Tanto así que el entorno modifica nuestro cerebro durante toda nuestra vida; si no fuera así, no podríamos formar nuestra memoria.
Cada vez que realizamos una evocación de nuestra memoria, hacemos una modificación o reconstrucción de la vivencia pasada, incorporando en ella las experiencias nuevas experimentadas posteriormente a la misma. Por este motivo podemos comprobar en ocasiones que recordamos sucesos de forma diferente a como lo recuerdan otras personas que vivieron nuestra misma experiencia. En esos procesos de evocación de memoria antigua, tanto podemos consolidarlas como borrarlas por completo.
El entorno tiene una gran influencia en nuestra estructura antes de que empecemos a respirar. Los estímulos sensoriales que recibimos provocan que nuestro cerebro se modifique y con nuestro aprendizaje vamos construyendo, recordando y transformándonos a lo largo de toda nuestra vida
El aprendizaje y la memoria son adaptaciones de nuestros circuitos a nuestro entorno cambiante.
Aprender es adquirir nueva información, que podemos convertir en conocimiento y mantener a través de nuestro sistema de memoria.
El hipocampo, tiene un papel fundamental en estos procesos, participa en determinados tipos de memoria, en otros es el protagonista principal y parece fundamental su intervención en la consolidación de nuestra memoria junto con otras áreas corticales que lo rodean.
La memoria de trabajo es la información que mantenemos en la mente el tiempo suficiente para poder llevar a cabo acciones secuenciales por una necesidad inmediata. Además de la participación del hipocampo, hay otras estructuras implicadas en su formación, especialmente la corteza prefrontal (CPF). El hipocampo también participa en la memoria espacial; se cree que está especializado en la creación de un mapa espacial del entorno   el hipocampo humano se activa en situaciones que supongan una navegación virtual o imaginaria. Está implicado además  en la memoria de relación, que es la formada cuando todos los acontecimientos que ocurren en un momento determinado se almacenan relacionados entre sí; la información procesada por los sentidos penetra en el hipocampo y en la corteza contigua, creándose recuerdos de todo lo que tiene relación en ese momento preciso. La memoria donde el hipocampo tiene mayor protagonismo es la memoria declarativa o explícita.
La memoria declarativa normalmente está disponible para la conciencia y, en general, la no declarativa no lo está. Hay otra característica diferencial entre ambas, la declarativa es fácil de formar y también de olvidar; es el tipo de memoria que nos permite relacionar mentalmente la información para reconocer, deducir o inferir, y crear nuevos conocimientos; en cambio, la memoria implícita o no declarativa se forma mediante la practica o repetición, y es difícil que la olvidemos, son recuerdos inconscientes en los que se basan nuestros hábitos motores y mentales.
Nuestros recuerdos pueden almacenarse de forma frágil, pero nuestra memoria remota es mucho más consistente porque se almacena gracias a cambios estructurales en la neocorteza.
Los recuerdos declarativos se forman con cierta facilidad pero también pueden olvidarse fácilmente, a diferencia de lo que sucede con nuestra memoria procesal.
En un estado de estrés sostenido las neuronas de nuestro hipocampo son muy sensibles al exceso de cortisol que se produce y pueden llegar a morir. Entramos entonces en un ciclo vicioso de más respuesta de estrés, más liberación de cortisol, y más daño hipocámpico. Este proceso, si se mantiene en el tiempo, produce elevaciones de  CRH (hormona liberadora de corticotropina) sostenidas, que junto a una falta de inhibición del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (EHHA) puede condicionar una vulnerabilidad ante los trastornos del estado de ánimo.
En lo psicopatológico se ha podido observar en esquizofrénicos y maniacodepresivos perdida de células en el hipocampo lo que podría ser un factor que contribuya en la fisiopatología de psicosis mayores.
El volumen hipocámpico disminuido se ha reportado también en otros desordenes psiquiátricos como depresión unipolar, trastornos por estrés postraumático, demencia cíclica y dependencia al alcohol.
La acetilcolina (Ac) es importante en la operación del hipocampo. Durante la actividad colinérgica alta, se recuerda la memoria vieja. Mientras que en la actividad colinérgica baja, se forma la memoria nueva. Se propone que un defecto en un receptor colinérgico resulta en dificultades de percepción como las que se ven en la esquizofrenia.


Referencias
Casafont, R. (2012). Viaje a Tú Cerebro. Barcelona: Grupo Z.
Clark, D., Boutros, N. y Méndez, M. (2010). El Cerebro y la Conducta. México: Manual Moderno.


Dr. Félix Piñerúa Monasterio

sábado, 22 de junio de 2013

El Amor en su Desarrollo Histórico

Amor Griego
          Los griegos en los “Poemas Órficos”, nos hablan de Nyx, la noche increada, que fue la primera en existir y que era concebida “como pájara de alas negras revoloteando sobre la vasta obscuridad vacía y sin forma”. Nyx, sin haber tenido pareja, puso un huevo, origen de todo que, al abrirse, dejó salir a Eros, el de las alas doradas. Eros se halla, pues, desde el comienzo de los tiempos, jugando un importantísimo papel en el destino del mundo y de los hombres.
Posteriormente aparece la versión alternativa que hacía a Eros hijo de Afrodita con Ares (más comúnmente), Hermes o Hefesto, o de Poros y Penia, o a veces de Iris y Céfiro. Este Eros era un ayudante de Afrodita, que dirigía la fuerza primordial del amor y la llevaba a los mortales. En algunas versiones tenía dos hermanos llamados Anteros, la personificación del amor correspondido, e Hímero, la del deseo sexual.
Bacón, en el análisis del “mito de Cupido” nos dice: el amor parece ser el apetito o incentivo de la materia primitiva, el movimiento natural o el principio que mueve los corpúsculos originales, siendo el más antiguo y único poder que hizo y forjó de la materia todas las cosas.
Esto lo había previamente confirmado entre los pre-socráticos Parmenides cuando confirma que “lo primerísimo, de entre todos los dioses el primero, el Amor se formo”.
Empedocles postuló la existencia de un Ser imperecedero, que actuaba movido por dos fuerzas contrarias: el amor y el odio.
Platón en el Timeo nos habla de que “Dios mueve el sol y las demás estrellas por la fuerza del amor”.
Diotima en revelaciones secretas a Sócrates le confiesa que “el verdadero amor no es aquel que aspira a la posesión de la persona amada, sino el que es capaz de elevarse por encima de quien lo inspira para llegar, en una escala ascendente, al fin supremo” y continua Diotima “Porque creyendo las cosas buenas es como los seres dichosos son dichosos y no hay necesidad de preguntar por qué el que quiere ser dichoso quiere serlo”. Es por lo tanto egocéntrico. Toda su actividad: la búsqueda de lo superior la posesión de lo bueno y la obtención de la felicidad están, indudablemente, centradas en el Yo.
Platón distingue dos Eros: uno el Eros vulgar, hijo de la Afrodita “vulgar” o Pandemia, hija de Zeus y Dione y el otro, el Eros celeste o divino, hijo de Afrodita superior o Urania, “hija de Urano que no tiene madre”. El Eros vulgar “solo inspira acciones bajas”, mientras que el Eros divino “es celeste por sí mismo; es útil a los particulares y a los Estados y digno para todos de ser objeto de principal estudio, puesto que obliga al amante y al amado a vigilarse a sí mismo y a esforzarse en hacerse mutuamente virtuosos”.
El Eros pedagógico obligaba al preceptor a dedicarse al mejoramiento y la educación del aprendiz y, por medio del adoctrinamiento y el ejemplo, convertirlo en un hombre cabal. Debería verse completamente libre de sexo (proceder de Eros y no contaminarse con Afrodita). Este era el ideal de los filósofos.
Regresando a la mitología, Zeus, celoso del poder de Eros lo destierra del Olimpo y lo confinó a Chipre, donde fue amamantado por las fieras.
El tema del amor gozaba de gran amplitud de manifestaciones entre los griegos, así tenemos que Eros, Philia, Ágape, Stergein, Erastein, eran términos con que ellos diferenciaban el amor.
Philia era también el amor, pero tenía un tono más libre de sexualidad que Eros. Se trataba, más bien, de un amor o acercamiento afectuoso entre dos personas. Esta palaba designaba cualquier sentimiento de cariño o afecto entre dos personas, pero los filósofos distinguían cuatro clases: la philia natural o parental (physiké), que unía a aquellos de la misma sangre; la philia entre anfitrión y huésped (xeniké), que indicaba la importancia de las virtudes de la hospitalidad; la philia ente amigos (hetairike), que corresponde solamente a la amistad; por último la philia amorosa (erotiké), entre personas del mismo o diferente sexo.
Eunoia, devoción dedicación.
Storgé, ternura.
Stergein, señala el amor que emana de un superior hacia un inferior.
Erastein, significaba amor, pero tenía un tinte más sexual. El amante era un erasteis.
Pothos, deseo. Su equivalente romano era Cupido (‘deseo’), también conocido como Amor.
Charis, gratitud y bondad.
Ágape, afecto desinteresado. Es un sustantivo creado por San Pablo der verbo agapan. Se trataría de un amor no de deseo ni posesivo, sino más bien, de entrega.
Manía, pasión desatada
Amor en el Antiguo Testamento
El verbo amar es expresado como aheb y amor como ahabah y es interesante porque el mismo verbo se usa para el amor a Dios y el amor entre los hombres y su empleo se extiende  desde el amor sensual hasta el amor entre familiares y el amor al prójimo.
Amor Cortesano
En el siglo XII el amor se trata de un amor imposible, de un amor “puro”, de un amor de completa entrega a “una bella que siempre dice no”. Parece, pues, que para la verdadera existencia de este amor, es necesaria la constante frustración; parece que, si la completa unión de los enamorados se realizara, ello bastaría para despojarlo de sentido. Si él “no es posible en esta vida”, debe encontrar su  culminación en la muerte. Este tipo de amor reaparece en el siglo XIX y se infiltra en el amor “romántico”. Y entre el siglo XII y el XIX tenemos la novela “caballeresca”, a Wagner, a los novelistas victorianos, a Shakespeare, Goethe y por supuesto nuestro Cervantes y su Quijote. Para Kant, el amor tiene que ver con los sentimientos, no con la voluntad o volición y yo no puedo amar porque deseo hacerlo y aun menos porque debería hacerlo (no puedo sentirme obligado a amar por necesidad) por lo tanto, no hay tal cosa como el deber de amar. Mientras que para Shopenhauer, siglo XIX, y su famosa teoría de que el llamado amor no es más que un disfraz del instinto de reproducción quien nos dice “el amor es una estratagema empleada por la naturaleza para llegar a su fin que, en realidad, no es otro que la creación de un nuevo ser determinado por la naturaleza”.
En Freud, siglo XX, el amor es una manifestación del instinto sexual (libido), por lo que los aspectos no sexuales del amor no son otra cosa que manifestaciones del mismo instinto que por hallarse “inhibido en su fin”, da origen al cariño, la ternura, la amistad, etc.

“la necesidad más profunda del hombre es la de superar su estado de separación, de abandonar la prisión de su soledad… La experiencia de separación produce angustia; es en verdad, la fuente de toda angustia”.
Erik Fromm


Dr. Félix Piñerúa Monasterio

viernes, 31 de mayo de 2013

Las Caricias en Nuestro Desarrollo

Al nacer nuestro cerebro, si bien esta completo estructuralmente, su maduración no se completa en la vida intrauterina. Nuestro cerebro sigue evolucionando día a día y sus estructuras maduran: van creando conexiones y van haciéndose cada día más hábiles. Ya en la primera etapa de nuestra vida pensamos pero no somos conscientes de ello; sentimos pero tampoco somos conscientes de ello. A medida que crecemos nos hacemos conscientes de que pensamos y sentimos, y aprendemos a reconocer que los demás también piensan y sienten. Adquirimos autoconciencia y posteriormente desarrollamos nuestras competencias emocionales y sociales y, con ellas, nuestra comunicación.
Para que  los niños se desarrollen bien, no basta con una alimentación equilibrada y un sueño reparador, requerimos de un entorno psicológico saludable a fin de que nuestro cuerpo y nuestro cerebro maduren correctamente. Tenemos necesidades psíquicas, emocionales y físicas que deben ser satisfechas; de lo contrario, crecemos con retraso psicomotor y con alteraciones en nuestro comportamiento. Se ha demostrado que los niños privados de afecto reducen la secreción de la hormona del crecimiento y la recuperan si se les separa del entorno desfavorable. Así también en estos niños había una alteración de la fase No Rem del sueño o sueño profundo y es en esta fase donde se segrega la hormona del crecimiento.
Las caricias y los masajes que recibimos de bebés reducen nuestras hormonas del estrés y ayudan a nuestro desarrollo global. En cambio, el tacto activo que realizamos más tarde, o sea, la percepción táctil de nuestro entorno a través de las manos, la boca o los pies, nos hace posible elaborar una representación interna de los objetos, de la composición y de las propiedades materiales y espaciales que no podemos captar solo con la vista. De esta manera las caricias movilizan señales eléctricas que a su vez activan la liberación de sustancias químicas que participan activamente en la maduración del sistema nervioso, el crecimiento del organismo, la actividad del sistema inmune, los comportamientos emocionales y los estados de tensión o relajación de la musculatura.
Así el proceso de maduración que se inicia desde la fecundación del óvulo hasta el segundo año de vida posnatal denominado ontogénesis, es clave para la organización del sistema nervioso central (SNC).

Referencia
Casafont, R. (2012). Viaje a tu Cerebro. Barcelona: Grupo Z.


Dr. Félix Piñerúa Monasterio

jueves, 7 de marzo de 2013

El Origen del Mal


La sombra personal constituye un asunto completamente subjetivo pero la sombra colectiva, por su parte, configura la realidad objetiva a la que comúnmente llamamos mal. El Zeitgeist (el espíritu de la época) de cada generación tiñe nuestra percepción de lo que es el bien y lo que es el mal.
En el Antiguo Egipto el mal era personificado en la figura del dios Set, el hermano malvado de Osiris. Set representaba el árido desierto, la causa de todas las sequias y plagas. En la mitología  persa,  la vida era simbolizada como una batalla entre Ahura-Mazda, que representaba la fuerza de la vida, portadora de luz y de verdad, y Ahriman, que representa la fuerza de la maldad colectiva, la mentira, la enfermedad y la muerte. Para la cultura hindú el bien y el mal se alternan en un incesante ciclo. Por lo que el sabio no se identifica con el bien ni con el mal, no está ligado absolutamente a nada.
Para la mitología griega el mal colectivo es una creación divina. Todos los dioses presentan una extraordinaria correspondencia psicológica con nuestro mundo de hubris y de sombras. Se trata de fuerzas arquetípicas, de fenómenos reales y palpables que se originan más allá del mundo de causas y efectos pero que se manifiestan entre los seres humanos. En los grades mitos griegos el mal es una fuerza preexistente con la que deben contar los mortales.
La sombra colectiva puede convertirse en un fenómeno de masas y hacer que naciones enteras se vean poseídas por las fuerzas arquetípicas del mal. Esto puede explicarse por un proceso inconsciente denominado participation mystique, un proceso mediante el cual los individuos y los grupos se identifican emocionalmente con un objeto, una persona o una idea y dejan de lado cualquier tipo de discriminación moral. Este fenómeno colectivo es el que sustenta la identificación con una ideología o un líder que da cauce de expresión a los miedos y sentimientos de inferioridad de toda una colectividad. Y los pocos que no quedan atrapados en tal fenómeno colectivo corren el peligro de convertirse en victimas de él.
La mayoría de nosotros solemos utilizar como estrategia de enfrentamiento, la evitación y la negación. Pero la negación del mal constituye la forma más peligrosa de pensar.
Nuestra única posibilidad de afrontar los problemas de la maldad consiste en asumir nuestra propia responsabilidad personal. Debemos reconocer la objetividad arquetípica del mal como el espantoso semblante de una fuerza sagrada que no sólo contiene el crecimiento y la maduración sino que también encierra destructividad y podredumbre. Sólo entonces podremos relacionarnos con nuestros semejantes considerándolos como víctimas en lugar de hacerlo como chivo expiatorio.

Referencia
Zweig, C. y Abrams, J. (2012). Encuentro con la Sombra. Barcelona: Kairós.

Dr. Félix Piñerúa Monasterio

viernes, 8 de febrero de 2013

Alexia


A menudo, los trastornos en el lenguaje oral (afasias) se asocian con defectos en la habilidad para leer (alexias), escribir (agrafia) y hacer cálculos numéricos (acalculias).
Alexia se refiere a una alteración en la lectura, y puede definirse con una pérdida parcial o total de la capacidad para leer por efectos de una lesión cerebral. Por el contrario, la dislexia se define como “un trastorno que se manifiesta en una dificultad para aprender a leer, aunque haya una instrucción previa, inteligencia normal, y un medio sociocultural adecuado; la dislexia es, entonces un defecto cognitivo fundamental, con frecuencia de origen constitucional”. Por alexia literal se entiende una dificultad relativa para leer (denominar) las letras del alfabeto. La alexia verbal es la imposibilidad de leer palabras (en voz alta y para su comprensión).
Es posible distinguir cuatro formas básicas de alexia: alexia parieto-temporal, alexia occipital, alexia frontal y también espacial (asociada con lesiones del hemisferio derecho).
Alexia Parieto-Temporal
Se caracteriza sobre todo, por la presencia simultánea de alexia y agrafia. Hay problemas  evidentes, tanto para leer en voz alta como para leer en silencio. Asimismo, el paciente es incapaz de reconocer las palabras deletreadas en voz alta, lo cual implica una alteración en el conocimiento de los códigos del lenguaje escrito.
El defecto de la escritura es igual de grave. Aunque el sujeto llegue a escribir algunas letras o combinaciones de letras, no podrá formar palabras. De igual manera, la escritura y la lectura de números están alteradas.
El examen neurológico puede ser normal. Algunas veces puede hallarse alguna hemiparesia (disminución de la fuerza motora o parálisis parcial que afecta un brazo y una pierna del mismo lado del cuerpo. Cuando se afecta el rostro y la cabeza la debilidad motora puede o no ser fácilmente evidente) transitoria. Con frecuencia hay pérdida sensorial del hemicuerpo derecho, y una cuadrantanopsia (ceguera que afecta a un cuarto del campo visual) inferior derecha.
La alexia con agrafia se relaciona con lesiones de la circunvolución angular izquierda y de las áreas adyacentes.
Alexia Occipital
En esta alexia hay trastornos en la lectura pero se conserva la habilidad para escribir. Casi todos los pacientes pueden reconocer algunas palabras comunes, como su propio nombre, el nombre de su país y otros vocablos familiares a ellos. Puede leer números compuestos por varios dígitos, y hace una lectura parcial de la mitas izquierda (así, al tratar de leer 5896 lee 58).
La gran mayoría de los pacientes presentan una hemianopsia (ceguera que afecta únicamente a la mitad del campo visual) homónima derecha. El daño cerebral se ubica en torno a la región occipital medial inferior, afectando casi siempre la circunvolución fusiforme y lingual, así como el segmento posterior de la vía genículo-calcarina. Es posible que el esplenio del cuerpo calloso se encuentre también afectado. La anomia al color y la hemiacromatopsia pueden incluirse en el síndrome.
Alexia Frontal
Esta alexia se acompaña de agrafia, pues las letras son deformes y hay errores en el deletreo. El paciente puede copiar algunas palabras, pero su elaboración es particularmente pobre, e incluso en esta caso, tiende a omitir letras y elementos gramaticales.
Alexia Espacial
La alexia espacial se observa en caso de lesiones retro-rolándicas del hemisferio derecho; en cuanto a las lesiones pre-rolándicas, estas no suelen ser  tan evidentes aunque se observan también dificultades espaciales en la lectura. En general se lee en forma correcta el morfema final de la palabra (como “recreación”→ “creación”) partiendo la palabra no por la mitad sino en una unidad significativas. Las palabras tienden a completarse y en consecuencia el paciente confabula  con su mitad izquierda (como papel →pincel). En ocasiones se fragmenta cada palabra de una frase, pero ésta se completa (así “el niño llora” se lee como “el baño de la cara”; el sujeto sólo lee “el ño ra” y completa el resto de la oración). Existe además un impedimento para reconocer los signos de puntuación y seguir el ritmo que marcan.

Referencia
Ardila, A. y Rosselli, M. (2007). Neuropsicología Clínica. México: Manual Moderno.

Dr. Félix Piñerúa Monasterio