En los tiempos míticos, los dioses crearon el mundo en el cual iban a vivir los humanos: ellos trazaron los contornos y fijaron el centro y los ejes y aseguraron la abundancia y exorcizaron las enfermedades. Pero este mundo no es ya el cosmos atemporal e inalterable en el cual vivían los inmortales. Es un mundo viviente, habitado y utilizado por mortales, sometidos a la ley del devenir, de la vejez y de la muerte. Por eso reclama una reparación, una renovación y una reafirmación periódica. Pero no se puede renovar el mundo más que repitiendo lo que los dioses hicieron in illo tempore, reiterando con ello la creación. Por esta razón el oficiante reproduce el itinerario ejemplar de los inmortales y repite sus gestos y sus palabras. En suma: el oficiante acaba por encarnar a los dioses.
Simbólicamente, el mundo comienza cada nuevo año: los dioses lo hacen estable, sano, rico, santificado, tal como era al comienzo de los tiempos. Por eso el oficiante proclama que no habrá más enfermedad, ni cataclismo y que los hombres tendrán alimento en abundancia. Comen exactamente como los primeros seres humanos comieron por primera vez en la tierra. Pero los hombres citadinos modernos, han perdido el sentido de la alimentación como sacramento, no comprenden el valor religioso de la comida ritual de las primicias. Se han olvidado que la alimentación no es solo una actividad fisiológica, sino un fenómeno humano, puesto que esta cargado de simbolismo. Alimentarse es un hecho cultural y no solamente un proceso orgánico, los alimentos no sirven únicamente para nutrición, sino que constituyen reservas de fuerza mágico-religiosa o proclaman prestigios, y, en este sentido, funcionan como signos que indican la situación social del individuo o su destino.
Pero, como hemos visto, renovar el mundo equivale a reconsagrarle, a hacerle semejante a lo que era en principio; a veces, esta consagración equivale a un retorno al estado paradisíaco del mundo. Esto quiere decir que el hombre tradicional sentía la necesidad de existir en un cosmos rico y significativo; rico no sólo en alimentos, sino también en significaciones y es aquí donde nos hemos perdido, ya las hallacas en el caso de Venezuela no se hacen con la participación de toda la familia y las relaciones emocionales que ello significa, ya la mejor hallaca no es la de mi mamá, el dulce de lechosa lo compramos en el supermercado y las uvas del tiempo, de nuestro poeta Andrés Eloy Blanco, es un recuerdo de viejos enquistados. Es el regeton y la juerga que termina en actos violentos el reflejo de esta falta de significado que se traduce en un numero cada vea mayor de muertes violentas en el mes de la renovación y la esperanza: No podemos vivir como seres humanos plenos sin nuestras conexiones ancestrales, lo otro es un sobrevivir en un mundo de objetos sin alma.
A mis amigos cercanos Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo, al resto de la humanidad Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo, pues en esencia somos los mismos amigos que aun no nos hemos conocido.
Bibliografia
Eliade , M. (1969). Mefistofeles y El Androgino. Madrid: Guadarrama.
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
martes, 22 de diciembre de 2009
Hermes el dios griego de la comunicación
El dios griego Hermes fue hijo de Zeus y Maya, una de las Pléyades, hija del Titán Atlas. Al respecto el Himno Homérico a Hermes reza así: Canta, oh musa, a Hermes, al hijo de Zeus y de Maya, que impera en el monte Cilene y en Arcadia, muy rica en ovejas, y es nuncio utilísimo de los inmortales. Dióle a luz la veneranda Maya, ninfa de hermosas trenzas, después de unirse amorosamente con Zeus. Huyendo del trato de los bienaventurados dioses, habitaba Maya una gruta sombría, y allí, en la oscuridad de la noche, tan pronto como el dulce sueño rendía a Hera, la de níveos brazos, juntábanse el cronión con la ninfa de hermosas trenzas a hurto de los inmortales dioses y de los mortales hombres. Mas, cuando el intento del gran Zeus se hubo cumplido y el décimo mes apareció en el cielo, la ninfa dio a luz y ocurrieron cosas notabilísimas: entonces, pues, parió un hijo de multiforme ingenio, de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas, que muy pronto habría de hacer alarde de gloriosas hazañas ante los inmortales dioses. Nacido al alba, al mediodía tocaba la lira y por la tarde robaba las vacas del flechador Apolo; y todo esto ocurría el día cuarto del mes, en el cual lo había dado a luz la veneranda Maya. Apenas salió de las entrañas inmortales de su madre, ya no se quedó largo tiempo tendido en la sagrada cuna, sino que se levantó prestamente y fue a buscar los bueyes de Apolo, transponiendo el umbral de la cueva de elevado techo. Allí encontró una tortuga y con ella adquirió un inmenso tesoro: Hermes, en efecto, fue el primero que hizo que cantara la tortuga, que le salió al encuentro en la puerta exterior, paciendo la verde hierba delante de la morada y andando lentamente con sus pies. Y el utilísimo hijo de Zeus, al verla, sonrió y en seguida dijo estas palabras: “Casual hallazgo que me serás muy provechoso: no te desprecio. Salve, criatura amable por naturaleza, reguladora de la danza, compañera del festín, que tan grata me has aparecido: ¿de dónde vienes, hermoso juguete, pintada concha, tortuga que vives en la montaña?. Pero te tomaré y llevaré a mi morada, y me serás útil y no te desdeñaré; y me servirás a mi antes que a nadie. Mejor es estar e casa, pues es peligroso quedarse en la puerta. Tu serás, mientras vivas, preservadora del sortilegio tan dañoso; y cuando hayas muerto, cantarás muy bellamente”.Así, pues, decía, y al mismo tiempo la levantaba con ambas manos y se encaminaba nuevamente adentro de la morada, llevándose el amable juguete. Allí, vaciándola con un buril de blancuzco hierro, arrancóle la vida a la montesina tortuga. Como un pensamiento cruza velos por la mente de un hombre agitado por frecuentes inquietudes, o como se mueven los rayos que lanzan los ojos, así cuidaba el glorioso Hermes que fuesen simultáneas la palabra y su ejecución. En seguida cortó cañas y, atravesando con ellas el dorso de la tortuga de lapídea piel, las fijó a distancias calculadas, puso con destreza a su alrededor una tira de piel de buey, colocó sobre ellas dos brazos que unió con un puente y extendió siete cuerdas de tripa de oveja que sonaban acordadamente. Mas cuando hubo construido el amable artefacto, llevósela y fue probándolo parte por parte; y la lira, tocada por su mano, resonó con gran fuerza.El rasgo principal en las tradiciones sobre Hermes consiste en su papel de heraldo de los dioses, puesto éste en el que aparece incluso en los poemas homéricos, compartiendo esta función con Iris, hija del titán Taumante y de Electra, hija del titán Océano. Como mensajera del dios Zeus y de su consorte, Hera, Iris abandonaba el Olimpo sólo para transmitir los divinos mandatos a la humanidad, por lo que se la consideraba una consejera y una guía. Viajando a la velocidad del viento, podía ir de un extremo al otro de la tierra, como también al fondo del mar, así como a las profundidades del inframundo. Aunque era hermana de las harpías, Iris aparecía representada como una hermosa joven, con alas y con ropa de colores brillantes y un halo de luz sobre su cabeza, atravesando el cielo con un arco de donde proviene el término arco iris que formaba su estela. Hermes es un intérprete que cruza las fronteras con extraños, es un hermeneus (έρμενευς). De Hermes procede la palabra «hermenéutica» que define el arte de interpretar los significados ocultos. En griego un hallazgo afortunado era un hermaion (έρμαιον).Como heraldo de los dioses, sobresale en el uso de la palabra y la elocuencia en general, pues los heraldos son oradores públicos en las asambleas y otras ocasiones. Como diestro orador, era especialmente empleado como mensajero, cuando se requería elocuencia para lograr el objeto deseado. Como los heraldos y mensajeros solían ser hombres prudentes y circunspectos, Hermes era también el dios de la prudencia y la habilidad en todas las relaciones de intercambio social. Estas cualidades estaban combinadas con otras parecidas, tales como la astucia, tanto en las palabras como en las acciones, e incluso el fraude, el perjurio y la inclinación al robo. Los actos de este tipo eran cometidos por Hermes siempre con cierta habilidad, destreza e incluso elegancia. Concedía los poderes que él mismo poseía a los mortales y héroes que gozaban de su favor, así como a todos los que tenía bajo su especial protección o eran llamado hijos suyos.Hermes también actuaba como un psicopompo o guía de los difuntos que les ayudaba a encontrar su camino hasta el Inframundo. En muchos mitos griegos, Hermes es representado como el único dios además de Hades, rector del Inframundo griego y de los muertos y Perséfone, su esposa, que podía entrar y salir del Inframundo sin problemas. Además de escoltar a los muertos, Hermes solía ayudar a los viajeros a tener un viaje seguro y sin contratiempos.
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
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