Ubicado en el lóbulo
temporal, en la porción ventromedial, la cual es la corteza más vieja
(arquicorteza y paleocórtex), la cual ha sido reconocida como componente del
sistema límbico. Es una estructura implicada en el aprendizaje, en la memoria y
en la neurogenesis, esta neurogenesis se correlaciona con la mejora memorística
y de aprendizaje. Mostrando el hipocampo humano una gran capacidad plástica, de
aprendizaje y de memoria.
Aunque la memoria no se
puede considerar un proceso aislado: está íntimamente relacionada con los
mecanismos neuronales de nuestro aprendizaje, y existen distintos factores que
influyen cuando memorizamos. Existen algunos mecanismos que utilizan la
asociación de nuestras vivencias para lograr la formación de nuevos recuerdos
mediante el proceso selectivo y subjetivo de nuestra atención, de hecho la
intensidad de nuestra experiencia influye en nuestros recuerdos.
Una hipótesis de memoria que
involucra información hipocámpica se basa en el concepto de “mapa cognoscitivo”.
Es decir se propone que la necesidad original de memoria es un mecanismo que
proporcionara la habilidad de regresar a casa. Parece contener un mapa del
mundo centrado en comparación con el
mapa egocéntrico que se encuentra en el lóbulo parietal posterior. La memoria
declarativa creció y gran parte de ésta se basa en secuencias escalonadas de
eventos similares a los experimentados durante las jornadas fuera de casa. Podría
especularse que un papel del hipocampo es establecer relaciones entre varios estímulos
como objetos, rostros, nombres, etc. Tanto así que el entorno modifica nuestro
cerebro durante toda nuestra vida; si no fuera así, no podríamos formar nuestra
memoria.
Cada vez que realizamos una
evocación de nuestra memoria, hacemos una modificación o reconstrucción de la
vivencia pasada, incorporando en ella las experiencias nuevas experimentadas
posteriormente a la misma. Por este motivo podemos comprobar en ocasiones que
recordamos sucesos de forma diferente a como lo recuerdan otras personas que
vivieron nuestra misma experiencia. En esos procesos de evocación de memoria
antigua, tanto podemos consolidarlas como borrarlas por completo.
El entorno tiene una gran
influencia en nuestra estructura antes de que empecemos a respirar. Los estímulos
sensoriales que recibimos provocan que nuestro cerebro se modifique y con
nuestro aprendizaje vamos construyendo, recordando y transformándonos a lo
largo de toda nuestra vida
El aprendizaje y la memoria
son adaptaciones de nuestros circuitos a nuestro entorno cambiante.
Aprender es adquirir nueva
información, que podemos convertir en conocimiento y mantener a través de
nuestro sistema de memoria.
El hipocampo, tiene un papel
fundamental en estos procesos, participa en determinados tipos de memoria, en
otros es el protagonista principal y parece fundamental su intervención en la
consolidación de nuestra memoria junto con otras áreas corticales que lo
rodean.
La memoria de trabajo es la
información que mantenemos en la mente el tiempo suficiente para poder llevar a
cabo acciones secuenciales por una necesidad inmediata. Además de la
participación del hipocampo, hay otras estructuras implicadas en su formación,
especialmente la corteza prefrontal (CPF). El hipocampo también participa en la
memoria espacial; se cree que está especializado en la creación de un mapa
espacial del entorno el hipocampo
humano se activa en situaciones que supongan una navegación virtual o
imaginaria. Está implicado además en la
memoria de relación, que es la formada cuando todos los acontecimientos que
ocurren en un momento determinado se almacenan relacionados entre sí; la
información procesada por los sentidos penetra en el hipocampo y en la corteza
contigua, creándose recuerdos de todo lo que tiene relación en ese momento
preciso. La memoria donde el hipocampo tiene mayor protagonismo es la memoria declarativa
o explícita.
La memoria declarativa normalmente
está disponible para la conciencia y, en general, la no declarativa no lo está.
Hay otra característica diferencial entre ambas, la declarativa es fácil de
formar y también de olvidar; es el tipo de memoria que nos permite relacionar
mentalmente la información para reconocer, deducir o inferir, y crear nuevos
conocimientos; en cambio, la memoria implícita o no declarativa se forma
mediante la practica o repetición, y es difícil que la olvidemos, son recuerdos
inconscientes en los que se basan nuestros hábitos motores y mentales.
Nuestros recuerdos pueden
almacenarse de forma frágil, pero nuestra memoria remota es mucho más consistente
porque se almacena gracias a cambios estructurales en la neocorteza.
Los recuerdos declarativos
se forman con cierta facilidad pero también pueden olvidarse fácilmente, a diferencia
de lo que sucede con nuestra memoria procesal.
En un estado de estrés
sostenido las neuronas de nuestro hipocampo son muy sensibles al exceso de
cortisol que se produce y pueden llegar a morir. Entramos entonces en un ciclo
vicioso de más respuesta de estrés, más liberación de cortisol, y más daño
hipocámpico. Este proceso, si se mantiene en el tiempo, produce elevaciones de CRH (hormona liberadora de corticotropina)
sostenidas, que junto a una falta de inhibición del eje
hipotálamo-hipófisis-adrenal (EHHA) puede condicionar una vulnerabilidad ante
los trastornos del estado de ánimo.
En lo psicopatológico se ha
podido observar en esquizofrénicos y maniacodepresivos perdida de células en el
hipocampo lo que podría ser un factor que contribuya en la fisiopatología de
psicosis mayores.
El volumen hipocámpico
disminuido se ha reportado también en otros desordenes psiquiátricos como
depresión unipolar, trastornos por estrés postraumático, demencia cíclica y
dependencia al alcohol.
La acetilcolina (Ac) es
importante en la operación del hipocampo. Durante la actividad colinérgica alta,
se recuerda la memoria vieja. Mientras que en la actividad colinérgica baja, se
forma la memoria nueva. Se propone que un defecto en un receptor colinérgico
resulta en dificultades de percepción como las que se ven en la esquizofrenia.
Referencias
Casafont, R. (2012). Viaje a Tú Cerebro. Barcelona: Grupo Z.
Clark, D., Boutros, N. y
Méndez, M. (2010). El Cerebro y la
Conducta. México: Manual Moderno.
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
excelente información muy útil
ResponderEliminarExcelente post que raro muchos encontrando lo en media cuarentena jaja
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