sábado, 21 de marzo de 2015

Neurociencias y Espiritualidad

La espiritualidad es la sensibilidad para la religión. Es una característica que el Homo sapiens posee en cierta medida, aun cuando la persona no forme parte de una determinada religión, pues la religión es una interpretación local de nuestros sentimientos de espiritualidad. La elección de ser o no religioso no es libre. La cultura en el que se crece se encarga de que la fe de nuestros padres quede fijada en nuestros circuitos cerebrales de un modo parecido a lo que sucede con la lengua materna. Los neurotransmisores como la serotonina influyen en nuestro nivel de espiritualidad. La cantidad de receptores de serotonina, en el cerebro se correlaciona con el grado de espiritualidad. Y las sustancias que actúan sobre la serotonina como el LSD, las mescalina del peyote y la psilocibina de setas alucinógenas, pueden ocasionar experiencias místicas y espirituales, lo mismo que las sustancias que actúan sobre el sistema opioide del cerebro.
Dean Hamer ha encontrado un gen (gen de dios) donde unas pequeñas mutaciones determinan el grado de espiritualidad.
Después del nacimiento empieza la programación religiosa del cerebro del niño y esto implica una ventaja evolutiva. Los niños deben acatar las advertencias y seguir las indicaciones de los padres y de otras autoridades sin protestar si no quieren correr un grave peligro. La desventaja de esta característica es que hace a los niños crédulos. Por otra parte, el adoctrinamiento a temprana edad es fácil. La imitación, que constituye la base para nuestro aprendizaje social, es un mecanismo sumamente eficiente. Hasta disponemos de sistema aparte de «neuronas espejo» en nuestro cerebro. De ese modo, ideas religiosas como creer que existe otra vida después de la muerte, van trasmitiéndose de generación en generación y grabándose en nuestros circuitos cerebrales.
Con la evolución del hombre surgieron cinco comportamientos característicos, comunes a todas las culturas, que son: la lengua, la fabricación de armas, la música, el arte y la religión. La ventaja evolutiva que la religión posee para el ser humano es evidente.
En primer lugar mantiene unida a la comunidad. Las religiones emplean una serie de instrumentos para la cohesionar el grupo.
Uno de los mecanismos universales para mantener unido a un grupo es el mensaje de que casarse con alguien de otra creencia es pecado.
La religión impone normas sociales al individuo en nombre de dios, a veces con amenazas explicitas en el caso de que no se cumpla.
La fe quiere que sus adeptos sean reconocidos como miembros de la comunidad. Eso se consigue mediante símbolos externos, como kipás, crucifijos, el chador o una burka, mediante características físicas como la circuncisión, y mediante el conocimiento de las sagradas escrituras, oraciones y rituales. Es preciso ver y oír quien pertenece a la comunidad para beneficiarse de su protección.
La mayoría de las religiones tiene reglas orientadas a favorecer la procreación. Así se amplía y fortalece la comunidad.
Los mandatos y las prohibiciones de la fe no solo ofrecían la ventaja de proteger al grupo; los contactos y los preceptos sociales también poseían elementos que beneficiaban la salud.
Tener convicciones religiosas ofrece ayuda y consuelo en tiempos difíciles, mientras que el ateo debe superar los problemas por sí mismo.
Dios da una respuesta a todo lo que no sabemos o no comprendemos, por otra parte, contar con una religión da una sensación de optimismo.
La fe reducirá parte del temor a la muerte al creer que existe una vida más allá.
Siempre ha tenido gran importancia matar a otros grupos en nombre del propio dios. Los humanos se han desarrollado durante millones de años en un entorno donde apenas había suficiente comida para su propio grupo. Por tanto, cualquier otro grupo con el que se cruzaran constituía una amenaza para su supervivencia y, por tanto, debía ser eliminado.
Así formar parte de un grupo comporta muchas ventajas. Se goza de protección frente a otros grupos, lo que garantiza más probabilidad de sobrevivencia

Referencias
Rubia, F. (2014). La Conexión Divina. Barcelona: Critica.
Swaab, D. (2014). Somos Nuestro Cerebro. Barcelona: Plataforma Editorial.

NEUROCIENCIAS Y ESPIRITUALIDAD
AUTOR: Félix Piñerúa Monasterio
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO: Trinemily Gavidia

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