Según Weil en Furst (1980) el deseo de alterar periódicamente la conciencia es un impulso innato normal, análogo al hambre o al impulso sexual. Para el mismo autor el deseo de estados temporales de conciencia alterada se encuentra enclavado en las estructuras neurofisiológicas del cerebro y no en el condicionamiento social. Por otra parte la disposición de la mente y la cultura del usuario y de su grupo cultural determinan en primera instancia la naturaleza y la intensidad de la experiencia extática, así como la manera en que esa experiencia se interpretas y se asimila.
Con espíritus ayudantes o familiares el shamán es preeminentemente el guardián del equilibrio físico y psíquico del grupo. A menudo el sueño extático del shamán ha implicado el uso de alguna planta de poder alucinogénica, con la convicción de que contiene un poder transformador sobrenatural y sagrado.
Las maneras en que, y los propósitos por los cuales, las sociedades llamadas “primitivas” y las de las naciones industrializadas y capitalistas emplean sustancias químicas capaces de activar estados alterados de conciencia son objetivamente muy distintos, como lo son las actitudes con que se consumen esas drogas y sus efectos. En el mundo silvestre donde existe una relación de sintonía con la naturaleza las plantas psicotrópicas son sagradas y mágicas, son percibidas como seres vivientes con atributos sobrenaturales, que proporcionan a ciertos individuos elegidos (los shamanes) y bajo ciertas circunstancias especiales también al común de la gente, una especie de conexión con otros mundos sagrados donde se refuerzan sus relaciones de pertenencia a su cultura. Las plantas de poder han ayudado a determinar la historia de la cultura, puesto que, típicamente, durante el trance extático los individuo confirman por sí mismo la validez de las tradiciones ancestrales; así mismo son inspiradoras de diagnostico de enfermedades como también son elementos importante en el proceso de curación. Mientras que en las culturas que mantienen una relación de explotación del medio así como de sus miembros estas mismas plantas actúan como elemento de escape y de evasión. Lo que varía es la sociedad, no la química, puesto que las mismas drogas, u otras químicamente similares, pueden funcionar tan diferentes en situaciones culturales diversas.
Para establecer una conexión comprensible entre el mundo shamánico y el científico recomendamos el marco referencial de comparación de la psicofarmacología, propuesto por Somolinos y Viesca en Díaz (1989), donde los compuestos y las plantas se agrupan de acuerdo a la constelación de los efectos más característicos reportados por la mayoría de los individuos sanos sometidos a una dosis intermedia.
Psicofarmacos
Con espíritus ayudantes o familiares el shamán es preeminentemente el guardián del equilibrio físico y psíquico del grupo. A menudo el sueño extático del shamán ha implicado el uso de alguna planta de poder alucinogénica, con la convicción de que contiene un poder transformador sobrenatural y sagrado.
Las maneras en que, y los propósitos por los cuales, las sociedades llamadas “primitivas” y las de las naciones industrializadas y capitalistas emplean sustancias químicas capaces de activar estados alterados de conciencia son objetivamente muy distintos, como lo son las actitudes con que se consumen esas drogas y sus efectos. En el mundo silvestre donde existe una relación de sintonía con la naturaleza las plantas psicotrópicas son sagradas y mágicas, son percibidas como seres vivientes con atributos sobrenaturales, que proporcionan a ciertos individuos elegidos (los shamanes) y bajo ciertas circunstancias especiales también al común de la gente, una especie de conexión con otros mundos sagrados donde se refuerzan sus relaciones de pertenencia a su cultura. Las plantas de poder han ayudado a determinar la historia de la cultura, puesto que, típicamente, durante el trance extático los individuo confirman por sí mismo la validez de las tradiciones ancestrales; así mismo son inspiradoras de diagnostico de enfermedades como también son elementos importante en el proceso de curación. Mientras que en las culturas que mantienen una relación de explotación del medio así como de sus miembros estas mismas plantas actúan como elemento de escape y de evasión. Lo que varía es la sociedad, no la química, puesto que las mismas drogas, u otras químicamente similares, pueden funcionar tan diferentes en situaciones culturales diversas.
Para establecer una conexión comprensible entre el mundo shamánico y el científico recomendamos el marco referencial de comparación de la psicofarmacología, propuesto por Somolinos y Viesca en Díaz (1989), donde los compuestos y las plantas se agrupan de acuerdo a la constelación de los efectos más característicos reportados por la mayoría de los individuos sanos sometidos a una dosis intermedia.
Psicofarmacos
Alucinógenos: se refiere a una sustancia que induce fenómenos sensoriales en ausencia de un estimulo consensualmente valido. Un grupo pequeño de sustancias indólicas componen esta familia: psicolocibina, dimetiltriptamina, LSD y mezcalina, que es una feniletilamina.
Plantas de Poder
Peyote (Lophophora Williamssi).
Teonanácatl.
Los inhalantes (especies de Virola, Mimosa y Anadenanthera producen efectos similares)
Inductores de Trance: No producen cambios sensoriales cualitativos. Producen una fascinación con texturas y formas en ocasiones, pero en la mayor parte de los casos el sujeto se inclina a experimentar estados interiores e incluso refiere ciertas irritación por los estímulos externos. Uno de los síntomas cardinales de este estado es la letargia; una fase de apatía y quietud que dura por varias horas. En este contexto se reportan algunas alteraciones en las esferas cognitivas: La imaginería visual se incrementa. Concomitante el intelecto tiende a la concentración y la reflexión. Al final de la fase letárgica se produce una total recuperación o incluso un estado de particular lucidez. En esta familia se incluyen varias especies de eroglinas, hemalinas y anfetaminas.
Plantas de Poder
Liuhqui (Rivea Corymbosa).
Bado negro (Ipomoea violacea).
Hoja de la pastora (Salvia divinorum).
Sinicuiche (Heimia salicifolia).
Cognodislépticos: Raramente induce alucinaciones; las alteraciones preceptúales se restringen a una desautomatización de la percepción con un incremento en la intensidad de todas las esferas sensoriales. Los efectos más característicos suceden en la cognición, particularmente en el pensamiento y la imaginación. Los cambios en el pensamiento incluyen discontinuidad en el flujo, fuga de ideas y alteraciones de la memoria reciente, en particular de la recuperación de la información.. la imaginación visual se estimula con una proliferación de imágenes que se refieren como vívidas, cambiantes e independiente de la voluntad. Estas imágenes no se proyectan a los espacios perceptivos y se experimentan solo con los ojos cerrados. Se pueden encontrar también modificaciones emocionales como sensaciones de bienestar, hilaridad o euforia; ocasionalmente se pueden producir crisis de irritabilidad o ansiedad en relación a las ideas de referencia o problemas de identidad.
Plantas de Poder
Marihuana (Canabis sativa).
Humulus.
Onirógenos: Plantas que se usan con fines adivinatorios durante el ensueño.
Plantas de Poder
Xiwit (Saliva divinorum).
Deliriógenos: El síntoma cardinal es la disminución de la conciencia que evoluciona desde una dificultad de concentración hasta el estupor y el coma. El pensamiento se torna fragmentario y la voluntad de la atención se pierde; esto se acompaña de un incremento de la imaginación visual y de la fantasía que adquiere tonos oníricos que el sujeto puede confundir con ensoñaciones o bien con la realidad misma. Simultáneamente se presentan modificaciones de la esfera emocional que varían entre excitación, la furia y el estupor. Con todo ello la conducta motora se desorganiza.
Plantas de Poder
Datura inoxia.
Datura meteloides.
Floripondio (Brugmansia).
Solandra guerrerensis.
Solandra brevicalix.
Solandra nítida.
Psicodislépticos Neurotóxicos: Comparten el efecto deliriógeno y producen también una toxicidad del sistema nervioso central que se manifiesta por parálisis o por excitación que puede llegar a las convulsiones.
Plantas de Poder
Frijolillo de mezcal (Sophora secundiflora).
Colorín (Eritrina coraloides).
Ojo de cangrejo (Rynchosia precatoria).
ReferenciasDíaz, J. (1989). Psicobiología y Conducta. México: Fondo de Cultura Económica.
Furst, P. (1980). Alucinógenos y Cultura. México: Fondo de Cultura Económica.
Piñerúa, F. (S/F). El Viaje Shamanico. Caracas: Próximo a publicar.
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
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