jueves, 28 de julio de 2011

Afasia de Wernicke









Es un síndrome que se produce por lesión de áreas temporo-parietales (área de Wernicke -22, 39 y 40-) que se caracteriza por presentar un habla fluido con alteraciones de la comprensión y completamente desprovista de sentido; agregan palabras innecesarias y neologismos y cambian unas palabras por otras (parafrasis).
La prosodia en estas personas es normal y adecuada a las situaciones comunicativas (saludo, pregunta, solicitud, etc.) de manera que, si un oyente no presta mucha atención al contenido del discurso, le “suena” como normal.
La fluencia de estos pacientes es normal, pero en ocasiones, sobre todo en la etapa aguda del comienzo de la enfermedad la fluencia es exagerada, hay una compulsión por hablar sin parar a la que se denomina logorrea.


Dr. Félix Piñerúa Monasterio

viernes, 22 de julio de 2011

Afasia de Broca Aportes Neuropsicoanáliticos







Cuando una persona sufre daños en el área de Broca presenta una relativa normalidad a pesar de una deficiencia neurocognitiva significativa y física (pérdida de la capacidad de expresarse a sí mismo a través del lenguaje y pérdida parálisis del lado derecho), así el paciente no sufre ningún cambio dramático en personalidad, motivación o emoción.
No todos los pacientes con “daño cerebral” son iguales. Algunos de estos pacientes, a pesar del hecho de que han experimentado daño considerable al cerebro, daño que ha impedido seriamente sus funciones motoras, perceptivas y cognitivas, no obstante conservan funciones esencialmente normales del yo (y del superyó). Otros pacientes, con grados equivalentes de daño en otras partes del cerebro, sufren cambios radicales de personalidad y clínicamente presentan cambios emocionales y de motivación extremamente anormales. Lo que determina estas grandes diferencias es un único factor: la localización del daño neurológico. Esto señala un hecho fundamental acerca de la neuropsicología: las diferentes partes del cerebro sirven a diferentes funciones mentales.
Los pacientes con afasia de Broca muestran una sorprendente integridad de las funciones del yo. Estan plenamente consciente de las dificultades que tienen al comunicarse, y usualmente no ahorró esfuerzo para sobreponerse a estas dificultades. Vigilando constantemente las expresiones faciales y respuestas verbales de su terapeuta para comprobar su comprensión o falta de ella.
Presentan una inteligencia implícita, excelentes habilidades para resolver problemas, un alto grado de conciencia de sí mismo, agilidad mental, flexibilidad, una gran variedad de emociones.
La recuperación neurológica generalmente significa un avance en la recuperación de la auto-estima, lo que permite elaborar el duelo por la pérdida de la vida anterior.
El duelo normal no es posible en ausencia de las funciones de un yo y un superyó normales. Esto apunta a que las funciones de yo y superyó estan en esencia intactas. En estos pacientes su yo realiza sus tareas básicas –a saber, la mediación entre sus deseos (el id) y sus ideales (superyó) por una parte y la realidad externa por la otra- de manera más adecuada.
El hecho mencionado es muy importante, en vista de la tendencia general en el psicoanálisis de igualar las funciones del yo con el pensamiento mediado verbalmente. Está ecuación convencional de las funciones del yo con actividades mentales mediadas verbalmente es, no obstante, errónea. Está basada en el hecho de no apreciar que Freud incluyó ambos sistemas el preconsciente (Pcs) y el inconsciente (Ics) en lo que posteriormente llamó, a partir de 1923, el yo.
Así como el yo con frecuencia ha sido aunado con el dominio funcional de las “presentaciones de palabras” en la literatura psicoanalítica, también los sistemas Pcs e Ics con frecuencia han sido igualados (erróneamente) con las funciones simeticas de los hemisferios izquierdos y derechos, respectivamente.
La “palabra” es producida por un sistema funcional complejo, con una variedad de partes componentes, vinculadas (entre otras cosas) a las cuatro modalidades primarias del lenguaje: visual, auditiva, cinestetica y motora. Cada uno de estos elementos primarios tiene una representación significativa diferente. El área de Broca que fue el área afectada, está asociada primordialmente con el elemento motor del lenguaje, y solo indirectamente con los otros tres elementos.
Entonces, el aspecto motor de la palabra y, por lo tanto, el componente motor del aparato del habla –el área de Broca- se hallan en la periferia sensoriomotora del yo. Es poco más que un canal de salida para el complejo mecanismo del yo; su papel en el pensamiento verbal es superfluo. Cuando el yo es privado de este canal de comunicación con el mundo exterior, sus mecanismos internos (y por lo tanto el yo mismo) queda fundamentalmente intacto, simplemente puede utilizar otros componentes alternativos.

Bibliografía
Kaplan-Solms, K y Solms, M. (2005). Estudios Clínicos en Neuropsicoanálisis. Bogotá: Fondo de Cultura Económica.

Dr. Félix Piñerúa Monasterio

miércoles, 13 de julio de 2011

Afasia de Broca








La afasia de Broca es producida por daño en los lóbulos frontal inferior y anterior temporales del cerebro y se caracteriza por un lenguaje expresivo no fluido, pobremente articulado, compuesto por expresiones cortas y agramaticales y producidas con gran esfuerzo. El lenguaje expresivo está compuesto básicamente por sustantivos, con una marcada deficiencia o ausencia de estructura sintáctica y afijos (agramatismo).
El nivel de comprensión del lenguaje es siempre superior a la producción verbal, aunque nunca normal, especialmente con relación a la comprensión gramatical. Los pacientes con afasia de Broca fácilmente identifican objetos o partes del cuerpo, pero si se les pide que señalen múltiples objetos o partes del cuerpo en un orden determinado, sólo logran realizarlo hasta un nivel de unas dos o tres palabras. Igualmente, presentan fallas notorias en la comprensión de las estructuras gramaticales del lenguaje. Sin embargo, el déficit en la producción gramatical es más severo que su defecto en la comprensión.
La repetición es inadecuada, con presencia de desviaciones fonéticas y parafasias fonológicas, simplificaciones de los conjuntos silábicos e iteraciones. A pesar de esta dificultad, el lenguaje repetitivo puede ser superior al lenguaje espontáneo. Es interesante observar que existe un defecto selectivo en la repetición de estructuras gramaticales, ausentes igualmente en su lenguaje espontáneo. Así por ejemplo cuando al paciente se le pide que repita "el niño camina por la calle" puede repetir solamente "niño camina calle" omitiendo los elementos con una función puramente gramatical. En ocasiones, sólo logra repetir los elementos nominativos.

Bibliografía
Ardila, A. (1982). Psicofisiologia de los Procesos Complejos. México: Trillas

Dr. Félix Piñerúa Monasterio

Arquetipos



Arquetipos (Archetypus) es una paráfrasis explicativa del έίδος platónico (la idea o forma, que hace ser a las cosas lo que son, la idea es, de por sí, el patrón ejemplar «parádeigma», al que hay que atender para calificar las cosas y las acciones). Esta denominación es útil y precisa pues indica que los contenidos inconscientes colectivos son tipos arcaicos o mejor aún primitivos.
El concepto “arquetipo” sólo indirectamente puede aplicarse a las representaciones colectivas, ya que en verdad designa contenidos psíquicos no sometidos aún a elaboración consciente alguna, y representa entonces un dato psíquico todavía inmediato; los arquetipos aparecen en una forma que por lo general muestra de manera inconfundible el influjo de la elaboración consciente, que juzga y que valora. Su manifestación inmediata, en cambio, tal como se produce en los sueños y visiones, es mucho más individual, incomprensible o ingenua que, por ejemplo, en el mito. El arquetipo representa esencialmente un contenido inconsciente, que al conciencializarse y ser percibido cambia de acuerdo con cada conciencia individual en que surge.
Para Jung los arquetipos pertenecen al patrimonio inalienable de toda psique y constituyen ese “tesoro en el campo de las oscuras representaciones”. El arquetipo en sí forma parte de los más elevados valores del alma humana y ha poblado por ello todos los Olímpicos de todas las religiones.

Bibliografía
Jung, C. (1981). Arquetipos e Inconsciente Colectivo. Barcelona: Paidós.

Dr. Félix Piñerúa Monasterio

viernes, 8 de julio de 2011

Neuronas Espejo



Las neuronas son un tipo de células del sistema nervioso cuya principal característica es la excitabilidad eléctrica de su membrana plasmática y están especializadas en la recepción de estímulos y conducción del impulso nervioso entre ellas o con otros tipos celulares. Las neuronas presentan unas características morfológicas típicas que sustentan sus funciones: un cuerpo celular llamado soma o «pericarion», central; una o varias prolongaciones cortas que generalmente transmiten impulsos hacia el soma celular, denominadas dendritas; y una prolongación larga, denominada axón o «cilindroeje», que conduce los impulsos desde el soma hacia otra neurona u órgano diana. Así también existen un tipo de neuronas especializadas que se denominan neuronas espejo o especulares (MNS, mirror neuron system) cuya característica principal es que se activan cuando un animal o persona desarrolla la misma actividad que está observando ejecutar por otro individuo, especialmente un congénere.
Las neuronas espejo del individuo imitan como "reflejando" la acción de otro: así, el observador está él mismo realizando la acción del observado, de allí su nombre de "espejo". Tales neuronas habían sido observadas en primer lugar en primates (macacos) y luego se encontraron en humanos. En el ser humano se las encuentra en la circunvolución frontal inferior, cerca del área de Broca y en la corteza parietal. Se supone que estas neuronas desempeñan un importante rol dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía (capacidad de ponerse en el lugar de otro) y la imitación. También las relacionan con las habilidades de lenguaje, la comprensión de objetivos e intenciones y se ha sugerido que las disfunciones del sistema espejo podrían ser la causa subyacente de algunos desórdenes cognitivos, tales como el autismo.

Dr. Félix Piñerúa Monasterio

lunes, 4 de julio de 2011

Las Neurociencias

Las Neurociencias estudian la estructura y la función química, farmacológica y patología del sistema nervioso y de cómo los diferentes elementos del sistema nervioso interaccionan y dan origen a la conducta. Hoy las neurociencias se combinan con la psicología para crear la Neurociencia Cognitiva, misma que proporciona una nueva manera de entender el cerebro y la conciencia, pues se basa en un estudio científico que une disciplinas tales como la neurobiología, la psicobiología o la psicología cognitiva.
Todo lo que somos como personas, nuestra vida y comportamiento, dependen de las redes neurales: del sistema de los sentidos y de los diferentes módulos cerebrales, del paleo cortex y neo cortex, que actuando como sistema integrado, producen todas las funciones psíquicas.
La investigación sobre los correlatos neurales de las conductas y de las emociones es un campo de investigación en desarrollo, que se acerca también al campo de la Neurociencia Cognitiva Social. De hecho, R. Adolphs considera que la neurociencia ofrece una vía de conciliación entre las aproximaciones biológicas y psicológicas al comportamiento social. La cognición social, desde esta perspectiva neurocientífica, se define como la capacidad para construir representaciones de las relaciones entre uno mismo y los otros, y para usar estas representaciones de modo flexible para guiar el comportamiento social.
La Teoría de la Mente (ToM, theory of mind) o “mentalización” se refiere a los correlatos neurales de la capacidad de explicar y predecir el comportamiento de otras personas, atribuyéndoles estados mentales independientes. Los estudios de neuroimagen han ido mostrando la existencia de un sistema neural distribuido que subyace a ToM. Dicho sistema implica varias áreas cerebrales: principalmente el surco temporal superior –que sería responsable de la detección del agente que actúa y de los estímulos provenientes del movimiento biológico de otra persona—, los polos temporales –que están asociados con procesos mnemónicos, aportando un contexto semántico y episódico a los estímulos que se están procesando— y la corteza prefrontal medial –que analiza los estímulos y produce una representación de los estados mentales propios y ajenos—. De modo menos importante también parecen estar implicadas la amígdala y la corteza órbitofrontal.
Todas estas investigaciones neurocientíficas dan lugar a otro frente de reflexión de enorme importancia por sus implicaciones filosóficas: cómo se alteran conceptos tales como la voluntad, la libertad o la identidad, al encontrar los sustratos neurales de nuestras conductas e incluso de nuestros pensamientos.
Esta cuestión remite a la clásica discusión sobre mente-cerebro, si bien con un planteamiento basado en las neurociencias, que aporta una luz novedosa y que nos obliga a matizar muchas afirmaciones hechas en el pasado. El riesgo de un cierto determinismo reduccionista en la explicación del ser humano, por un excesivo apego a los datos científicos, está en la mente de muchos.
Será necesario, y cada vez más, analizar las implicaciones que tiene el hecho de que la neuroimagen, más que cualquier otra técnica de investigación cerebral, indique, como afirma M.J. Farah, que «importantes aspectos de nuestra individualidad, incluyendo algunos de los rasgos psicológicos que nos importan a la mayoría como personas, tienen correlatos físicos en la función cerebral.»

Dr. Félix Piñerúa Monasterio