Cuando una persona sufre daños en el área de Broca presenta una relativa normalidad a pesar de una deficiencia neurocognitiva significativa y física (pérdida de la capacidad de expresarse a sí mismo a través del lenguaje y pérdida parálisis del lado derecho), así el paciente no sufre ningún cambio dramático en personalidad, motivación o emoción.
No todos los pacientes con “daño cerebral” son iguales. Algunos de estos pacientes, a pesar del hecho de que han experimentado daño considerable al cerebro, daño que ha impedido seriamente sus funciones motoras, perceptivas y cognitivas, no obstante conservan funciones esencialmente normales del yo (y del superyó). Otros pacientes, con grados equivalentes de daño en otras partes del cerebro, sufren cambios radicales de personalidad y clínicamente presentan cambios emocionales y de motivación extremamente anormales. Lo que determina estas grandes diferencias es un único factor: la localización del daño neurológico. Esto señala un hecho fundamental acerca de la neuropsicología: las diferentes partes del cerebro sirven a diferentes funciones mentales.
Los pacientes con afasia de Broca muestran una sorprendente integridad de las funciones del yo. Estan plenamente consciente de las dificultades que tienen al comunicarse, y usualmente no ahorró esfuerzo para sobreponerse a estas dificultades. Vigilando constantemente las expresiones faciales y respuestas verbales de su terapeuta para comprobar su comprensión o falta de ella.
Presentan una inteligencia implícita, excelentes habilidades para resolver problemas, un alto grado de conciencia de sí mismo, agilidad mental, flexibilidad, una gran variedad de emociones.
La recuperación neurológica generalmente significa un avance en la recuperación de la auto-estima, lo que permite elaborar el duelo por la pérdida de la vida anterior.
El duelo normal no es posible en ausencia de las funciones de un yo y un superyó normales. Esto apunta a que las funciones de yo y superyó estan en esencia intactas. En estos pacientes su yo realiza sus tareas básicas –a saber, la mediación entre sus deseos (el id) y sus ideales (superyó) por una parte y la realidad externa por la otra- de manera más adecuada.
El hecho mencionado es muy importante, en vista de la tendencia general en el psicoanálisis de igualar las funciones del yo con el pensamiento mediado verbalmente. Está ecuación convencional de las funciones del yo con actividades mentales mediadas verbalmente es, no obstante, errónea. Está basada en el hecho de no apreciar que Freud incluyó ambos sistemas el preconsciente (Pcs) y el inconsciente (Ics) en lo que posteriormente llamó, a partir de 1923, el yo.
Así como el yo con frecuencia ha sido aunado con el dominio funcional de las “presentaciones de palabras” en la literatura psicoanalítica, también los sistemas Pcs e Ics con frecuencia han sido igualados (erróneamente) con las funciones simeticas de los hemisferios izquierdos y derechos, respectivamente.
La “palabra” es producida por un sistema funcional complejo, con una variedad de partes componentes, vinculadas (entre otras cosas) a las cuatro modalidades primarias del lenguaje: visual, auditiva, cinestetica y motora. Cada uno de estos elementos primarios tiene una representación significativa diferente. El área de Broca que fue el área afectada, está asociada primordialmente con el elemento motor del lenguaje, y solo indirectamente con los otros tres elementos.
Entonces, el aspecto motor de la palabra y, por lo tanto, el componente motor del aparato del habla –el área de Broca- se hallan en la periferia sensoriomotora del yo. Es poco más que un canal de salida para el complejo mecanismo del yo; su papel en el pensamiento verbal es superfluo. Cuando el yo es privado de este canal de comunicación con el mundo exterior, sus mecanismos internos (y por lo tanto el yo mismo) queda fundamentalmente intacto, simplemente puede utilizar otros componentes alternativos.
Bibliografía
Kaplan-Solms, K y Solms, M. (2005). Estudios Clínicos en Neuropsicoanálisis. Bogotá: Fondo de Cultura Económica.
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
No todos los pacientes con “daño cerebral” son iguales. Algunos de estos pacientes, a pesar del hecho de que han experimentado daño considerable al cerebro, daño que ha impedido seriamente sus funciones motoras, perceptivas y cognitivas, no obstante conservan funciones esencialmente normales del yo (y del superyó). Otros pacientes, con grados equivalentes de daño en otras partes del cerebro, sufren cambios radicales de personalidad y clínicamente presentan cambios emocionales y de motivación extremamente anormales. Lo que determina estas grandes diferencias es un único factor: la localización del daño neurológico. Esto señala un hecho fundamental acerca de la neuropsicología: las diferentes partes del cerebro sirven a diferentes funciones mentales.
Los pacientes con afasia de Broca muestran una sorprendente integridad de las funciones del yo. Estan plenamente consciente de las dificultades que tienen al comunicarse, y usualmente no ahorró esfuerzo para sobreponerse a estas dificultades. Vigilando constantemente las expresiones faciales y respuestas verbales de su terapeuta para comprobar su comprensión o falta de ella.
Presentan una inteligencia implícita, excelentes habilidades para resolver problemas, un alto grado de conciencia de sí mismo, agilidad mental, flexibilidad, una gran variedad de emociones.
La recuperación neurológica generalmente significa un avance en la recuperación de la auto-estima, lo que permite elaborar el duelo por la pérdida de la vida anterior.
El duelo normal no es posible en ausencia de las funciones de un yo y un superyó normales. Esto apunta a que las funciones de yo y superyó estan en esencia intactas. En estos pacientes su yo realiza sus tareas básicas –a saber, la mediación entre sus deseos (el id) y sus ideales (superyó) por una parte y la realidad externa por la otra- de manera más adecuada.
El hecho mencionado es muy importante, en vista de la tendencia general en el psicoanálisis de igualar las funciones del yo con el pensamiento mediado verbalmente. Está ecuación convencional de las funciones del yo con actividades mentales mediadas verbalmente es, no obstante, errónea. Está basada en el hecho de no apreciar que Freud incluyó ambos sistemas el preconsciente (Pcs) y el inconsciente (Ics) en lo que posteriormente llamó, a partir de 1923, el yo.
Así como el yo con frecuencia ha sido aunado con el dominio funcional de las “presentaciones de palabras” en la literatura psicoanalítica, también los sistemas Pcs e Ics con frecuencia han sido igualados (erróneamente) con las funciones simeticas de los hemisferios izquierdos y derechos, respectivamente.
La “palabra” es producida por un sistema funcional complejo, con una variedad de partes componentes, vinculadas (entre otras cosas) a las cuatro modalidades primarias del lenguaje: visual, auditiva, cinestetica y motora. Cada uno de estos elementos primarios tiene una representación significativa diferente. El área de Broca que fue el área afectada, está asociada primordialmente con el elemento motor del lenguaje, y solo indirectamente con los otros tres elementos.
Entonces, el aspecto motor de la palabra y, por lo tanto, el componente motor del aparato del habla –el área de Broca- se hallan en la periferia sensoriomotora del yo. Es poco más que un canal de salida para el complejo mecanismo del yo; su papel en el pensamiento verbal es superfluo. Cuando el yo es privado de este canal de comunicación con el mundo exterior, sus mecanismos internos (y por lo tanto el yo mismo) queda fundamentalmente intacto, simplemente puede utilizar otros componentes alternativos.
Bibliografía
Kaplan-Solms, K y Solms, M. (2005). Estudios Clínicos en Neuropsicoanálisis. Bogotá: Fondo de Cultura Económica.
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
Gracias por la información, voy a leer más seguido tu blog, tienes publicaciones interesantes, está me ayudo con una tarea, gracias sigue así
ResponderEliminarGracias por tu comentario y te invito a seguir el mismo, saludos
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