miércoles, 18 de abril de 2012

Pandora y la Esperanza


En la mitología griega el Titán Prometeo era hijo de Jápeto y la oceánide Asia o en otras versiones de la oceánide Clímene. Era hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio, a los que superaba en astucia y engaños
Prometeo fue el gran benefactor de la humanidad y para ello a través del engaño robo a Zeus valiosos beneficios en pro de la humanidad. El primer engaño fue cuando al realizar el sacrificio de un gran buey que dividió a continuación en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses, pero la carne se la comen. Indignado por este engaño, Zeus privó a los hombres del fuego. Por lo que Prometeo decidió robarlo, así que subió al monte Olimpo y lo cogió del carro de Helios o de la forja de Hefesto y lo consiguió devolver a los hombres en el tallo de una cañaheja, que arde lentamente y resulta muy apropiado para este fin. De esta forma la humanidad pudo calentarse.
Para vengarse por esta segunda ofensa, Zeus planifico un engaño y ordenó a Hefesto que modelara una imagen con arcilla, con figura de encantadora doncella, semejante en belleza a las inmortales, y le infundiera vida. Pero, mientras que a Afrodita le mandó otorgarle gracia y sensualidad, y a Atenea concederle el dominio de las artes relacionadas con el telar y adornarla, junto a las Gracias y las Horas con diversos atavíos, a Hermes le encargó sembrar en su ánimo mentiras, seducción y un carácter inconstante. Ello, con el fin de configurar un "bello mal", un don tal que los hombres se alegren al recibirlo, aceptando en realidad un sinnúmero de desgracias, a esta mujer la nombro Pandora, y la envió por medio de Hermes a Epimeteo, el hermano de Prometeo, en cuya casa se encontraba la jarra o ánfora que contenía todas las desgracias (plagas, dolor, pobreza, crimen, etcétera) con las que Zeus quería castigar a la humanidad. Epimeteo se casó con ella para aplacar la ira de Zeus por haberla rechazado una primera vez a causa de las advertencias de su hermano Prometeo quien le había advertido no aceptar ningún regalo de Zeus, de lo contrario les sobrevendría una gran desgracia a los mortales, pero no escuchó a su hermano y la aceptó, dándose cuenta muy tarde de la astucia del padre de los dioses. Pandora terminaría abriendo el ánfora, tal y como Zeus había previsto, liberando todas las desgracias humanas. El ánfora (posteriormente se habla de caja) se cerró justo antes de que la esperanza fuera liberada.
Etimológicamente el vocablo esperanza se deriva del latín “esperare”, esperar, lo que implica creer que algo ha de suceder, desear algo, permanecer en un sitio donde se cree que ha de ir alguna persona o ha de ocurrir algo, parar en una actividad hasta que suceda algo. Y en Teología una gracia o don de dios; una virtud religiosa que permite al hombre confiar en que Dios hará lo mejor para su vida, y con la ayuda de él, alcanzará la eterna felicidad. Como podemos notar la esperanza es un estado psicológico donde el hombre se paraliza en la creencia de que algo ocurra con la confianza de que esto sea bueno para él, y no es el producto de su planificación y acción. Ahora bien si la caja de Pandora albergaba todos los males y era producto del engaño y la venganza, como es posible que nos refugiemos en la esperanza y no en nuestras decisiones, planificaciones y acciones.

Referencias
Graves, R. (2009). Los Mitos Griegos. Madrid: Alianza Editorial.
Hesíodo. (2006). Teogonía y Trabajos y Días. Buenos Aires: Losada.

Dr. Félix Piñerúa Monasterio

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