lunes, 13 de junio de 2011
El Intestino y la Absorción de los Alimentos
La absorción de los alimentos dirigidos tiene lugar en el intestino delgado, principalmente en sus dos primeras partes, el duodeno y el yeyuno. Para aumentar la superficie de absorción, las paredes de estas partes del sistema digestivo forman pequeñas protuberancias en forma de dedo, llamadas vellosidades. Estas vellosidades están revestidas por las células llamadas enterocitos. Estas son las células que absorben los alimentos para pasarlos a la corriente sanguínea y de esta manera alimentar nuestro organismo.
No debemos subestimar la importancia de estas células para nuestra salud. Estas células nacen en la base de las vellosidades y, durante el curso de su corta vida, viajan hacia su parte más alta, madurando lentamente en el trayecto. Cuando alcanza la cima de las vellosidades son remplazadas, porque han envejecido. Este proceso de renovación constante de los enterocitos está regulado por las bacterias beneficiosas que viven en ellos. Veamos como absorben los enterocitos los diferentes grupos de nutrientes.
Carbohidratos
Los carbohidratos están formados por moléculas diminutas llamadas monosacáridos. Existen muchas moléculas de este tipo, aunque las más comunes son la glucosa, la fructosa y la galactosa. Estos monosacáridos o monoazúcares pueden penetrar fácilmente en el recubrimiento de los intestinos, no necesitan un proceso de digestión. Los monosacáridos de la fruta y de algunas verduras son para nosotros los carbohidratos más fáciles de digerir y deben constituir la fuente principal de carbohidratos en la dieta de cualquier persona con trastornos digestivos.
El siguiente nivel de carbohidratos son los disacáridos o azucares dobles, compuestos por dos moléculas de monosacáridos. Los más comunes son la sacarosa (la que conocemos normalmente como azúcar), la lactosa (azúcar de la leche) y la maltosa (producto de la digestión del almidón). Estos azucares doble no pueden ser absorbidos sin la ayuda de los enterocitos. Las microvellocidades de la superficie de los enterocitos conocidos como “borde de cepillo”, producen encimas disacaridasas que descomponen los azucares dobles en monosacáridos para poder ser absorbidos. Los enterocitos enfermos pierden su capacidad de producir estas enzimas por lo tanto los azucares dobles no pueden ser absorbidos, sino que se quedan en el intestino convirtiéndose en el principal alimento para las bacterias patógenas, los virus, la Candida y otros hongos. Por ello, los azúcares doble se deben eliminar de la dieta de los pacientes con GAPS. La práctica muestra que cuando no se proporciona al intestino azucares doble y almidona, por un periodo suficientemente largo, éste tendrá una mayor posibilidad de recuperarse. Una vez que se establezca la recuperación, la persona puede volver a consumir azúcares dobles, y verduras con almidón sin sufrir efectos adversos.
Proteínas
Las proteínas llegan a los enterocitos en forma de péptidos como resultado de la digestión en el estomago, por una enzima llamada pepsina, y en el duodeno, por las enzimas pancreáticas para la digestión de proteínas. Los péptidos son cadenas cortas de proteínas compuestas por aminoácidos y normalmente no son absorbidos hasta que no se descomponen en un solo aminoácido. Este proceso lo llevan a cabo los enterocitos en la superficie de las vellosidades. Los enterocitos saludables digieren las enzimas llamadas peptidasas. Cada peptidasa es específica para una determinada cadena peptídica e incluso para un enlace químico determinado. Estas enzimas descomponen los péptidos en aminoácidos simples para que puedan ser absorbidos. En personas con una flora intestinal anormal, estos enterocitos están enfermos y son incapaces de producir las diferentes peptidasas, así como de completar la última etapa de descomposición de proteínas y absorción de aminoácidos.
Las proteínas son elementales para nosotros y las fuentes de proteínas, fáciles de digerir y también muy nutritivas, son los huevos, la carne y el pescado. Para los niños y adultos con GAPS es muy importante consumir proteínas de fácil digestión y la forma en que cocinamos las carnes y pescados influyen en su digestión, siendo hervidas, guisadas o escalfada más fácil de digerir que fritas, asadas o a la parrilla. Los huevos contienen proteínas de excelente calidad, la mayoría de las vitaminas del complejo B, zinc y muchos otros nutrientes útiles.
Grasas
Las grasas requieren bilis para ser absorbidas. En personas con trastornos digestivos, la producción de mucosa es excesiva. Esas grandes cantidades de mucosa interfieren en la digestión de los alimentos sin permitir que la bilis y las enzimas digestivas lleguen a ellas. Como resultado, mucha grasa no se digiere y a menudo se excreta en forma de heces pálidas y grasientas. Esta alteración en la absorción de las grasas causa deficiencias en las vitaminas liposolubles A, D, E y K. la experiencia clínica muestra que cuando el almidón y las azucares dobles se excluyen de la dieta por periodos suficientemente prolongados, la producción de mucosa se normaliza y como resultado mejora la absorción de grasas.
Bibliografía
Campbell-McBride, N. (2010). El Síndrome del Intestino y la Psicología GAPS. Cambridge: Medinform.
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
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