jueves, 7 de julio de 2016

Consciencia y Sistema de Creencias

La consciencia es la capacidad para desarrollar actividades mentales a partir de la complejidad de la estructura cerebral y de su sistema funcional. Contiene la facultad para la percepción y comprensión del medio natural, social y subjetivo, junto a la posibilidad de interaccionar con ellos y a partir de allí conformar el Sistema de Creencias (SC). La consciencia hace posible que nos percatemos de nosotros mismos, de nuestro interior, de cómo somos y nos sentimos, a la vez que podamos entender la relación con los demás individuos y objetos que nos rodean.
          La emergencia de la consciencia no cabe atribuirla sólo al córtex cerebral, sino al conjunto de estructuras interconectadas desde el córtex hasta el tronco cerebral. En el desarrollo evolutivo aparece un crecimiento progresivo del cerebro desde el tronco cerebral hacia arriba. Los reptiles poseen ya estructuras similares a nuestro troco cerebral  que les permitía mantener las funciones vitales básicas: respirar, dormir y buscar alimentos ante la sensación de hambre entre otras funciones. Los mamíferos primitivos desarrollaron por encima algunos núcleos basales, así como un rudimentario sistema límbico-olfatorio con estructuras como el hipocampo, encargado de mantener en la memoria aquello que su cerebro consideraba relevante para su supervivencia, y la amígdala responsable de imprimir emoción a su vivencia, en los mamíferos más evolucionados aparece, cubriendo todo lo anterior, el neocórtex que contiene las áreas de asociación. En el humano todo este desarrollo es más grande y complejo. Cabe entender que la interconexión entre las estructuras de cada nivel sirve tanto en dirección hacia abajo (gestión del organismo), como hacia arriba (influencia en la producción mental). Es importante resaltar que por sobre el nivel de los sistemas, los mecanismos regulatorios funcionan interconectados: El Sistema Nervioso Central (SNC), con el Sistema Nervioso Autónomo (SNA), con el Aparato Cardiovascular, con el Sistema Neurohormonal (SNH) y con el Sistema Inmune (SI). Así un pensamiento perturbador producto de nuestro SC puede generar una respuesta del SNA y el eje hipotálamo hipofisario adrenal (HHA), siendo sus principales mediadores las catecolaminas; noradrenalina (liberada por los nervios periféricos), y adrenalina (medula adrenal), y las hormonas; corticotrofina y cortisol (liberados por la hipófisis y por la corteza adrenal respectivamente). Estos sistemas se activan en forma simultánea, y se inactivan en condiciones normales cuando la situación perturbadora se extingue. Sin embargo si el pensamiento perturbador es persistente el organismo continúa expuesto a altos niveles de catecolaminas y corticoides con consecuencias patológicas.

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